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Kalimotxo, poesía y violencia policial

Seguro que ya lo has leído, lo han recogido las rotativas de más tirada y las agencias fundadas por los primeros y segundos franquistas: hoy se celebra en Algorta (Getxo) que la cuadrilla Antzarrak puso el nombre a la mezcla de vino y refresco de cola, el Kalimotxo, el 12 de agosto de 1972.

Sin embargo, el portal de literatura Armiarma (la enciclopedia de enciclopedias de la literatura vasca) recoje cómo Gabriel Aresti escribió en euskera en 1961, una década antes los siguientes versos (en traducción acelerada):

«Era mi amigo,mi querido amigo.
Jugábamos al mus de mañaneo:
había ocho reyes y ocho ases.

Nos jugábamos chorizo frito
y vino tinto con una coca-cola
en una taberna euskaldún del puerto.»

Las estrofas son de una colección de poemas (Zuzenbide debekatua, Dirección prohibida) que publicó en la revista Egan. Una serie de poemas donde un tal JanJan (también conocido como FranFran, o sea Francisco Franco) aparece un sinfín de ocasiones. El amigo de Gabriel Aresti era Javier Batarrita, un señor de 33 años que volvía de su jornada laboral y pasaba en un Peugeot 403 a 50 kilómetros por hora en Bolueta cuando la policía armada y la guardia civil lo paró con el fusil. Batarrita salió de su vehículo y recibió tiros de pistola y metralleta: nueve en su cabeza y cuarenta en el cuerpo. Gorka Bereziartua lo contó en 2013 en Argia.

No hay anécdota europea reciente, sencilla y alegre, que se escape a la violencia policial.



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