«Calla y olvida» BERRIAn
Otsailak 05 Astelehena
«Resulta obvio que sólo un país del futuro, como la Unión Soviética, puede atreverse a confrontar a la mujer sin prejuicios, a valorarla únicamente desde el punto de vista de sus capacidades y talento y, de acuerdo con esto, confiarle tareas de responsabilidad»
Alexandra Kolontai: Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada*
Este libro es la historia de un reducido grupo de mujeres que lucharon, enseñaron y -en su mayoría- murieron durante la II Guerra Mundial. Nos muestra a estas mujeres temerarias, diestras, ases de la aviación, que tardaron en ser reconocidas y puestas al servicio de la URSS en contra de la maquinaria fascista. Es un libro sobrecogedor, ya que nos narra las condiciones terribles en las que tuvieron que combatir y las dificultades que tuvieron que sortear para ser tenidas en cuenta. Para que se las valorase. En su libro de entrevistas a mujeres soviéticas que participaron en la guerra, cuenta Svetlana Alexievich: «la gente poco a poco empezó a tener en cuenta a las mujeres combatientes»***. Y, cuando lucharon, lo hicieron con valor y a un alto coste. Pocas terminaron vivas la contienda. Como dice Nikolái Tíjonov citado en Las brujas de la noche: «De gente así habría que hacer los clavos, porque el mundo no va a conocer nada más resistente» (p. 134).
Hay que leer esta biografía múltiple de manera pausada. Papel y bolígrafo en mano. Anotar nombres, regimientos, lugares. Con todo ello, visualizar un mapa de avances, traslados y retiradas. Un mapa de la guerra en el aire. La autora Lyuba Vinogradova ha realizado una tarea ingente de búsqueda de información en múltiples archivos, tanto públicos como privados, que dota al texto de una solidez incuestionable.
Dividido en numerosos capítulos, la mayoría encabezados con grandes citas. La lectura del libro acongoja por la desmesura de la destrucción, pero no deja de ser un canto a la vida de unas jóvenes que lo dieron todo por sus ideales. Pilotando de noche en aeronaves con «instrumental rudimentario». Sin ropa adecuada. En condiciones climáticas extremas. Aun así eran felices. «Años más tarde, Masha Kuznetsova, la única aviadora de la escuadrilla de Beliáieva que vivió para conocer el final de las hostilidades, expresó sorpresa ante el hecho de que aun en circunstancias de tamaña tensión "pudieran seguir sintiéndose todos felices de estar vivos". Eran jóvenes» (p. 232).
Y termino con el poema de Konstantín Símonov que cierra el libro:
«Espérame»
Espérame, que volveré;
tú sólo espérame.
Espérame cuando las lluvias de otoño
hagan que te sientas triste.
Espera cuando la nieve azote el suelo,
y al calor del verano.
Espera por aquellos a quien nadie espera
por haberlos traicionado ayer.
En recuerdo de aquellas mujeres (y hombres) que aparecen y acompañan en el texto y que lucharon hasta derrotar al fascismo.
царство им небесное
Eduardo Irujo
* He usado la edición de Anagrama (1975: 59) con traducción de Horacio González Trejo. Hay una edición reciente a cargo de Ana de Miguel de Horas y Horas (2015: 67)
** Svetlana Alexiévich: La guerra no tiene rostro de mujer (2015: 14)
*** Idem. (2015:133)